07 abril, 2013

San Benito de Palermo

Plaza de San Benito en Puerto Escondido Zulia Venezuela

A San Benito se le llama de Palermo, por la ciudad en que murió, el 4 de abril de 1589 o de San Fratello o San Filadelfo provincia de Mesina (Sicilia) por el lugar en que nació, en 1526, De adolescente Benito cuidaba el rebaño del patrón y desde entonces, por sus virtudes, fue llamado el «santo moro», o el Negro por el color de su piel y su ascendencia africana. De joven abrazó la vida eremítica, pero más tarde pasó a la Orden franciscana. No tenía estudios, pero sus dotes naturales y espirituales de consejo y prudencia atraían a multitud de gente. Aunque hermano lego, fue, no sólo cocinero, sino también guardián de su convento y maestro de novicios.
A los veintiún años entró en una comunidad de ermitaños, fundada en su región natal por Jerónimo Lanza, que vivía bajo la Regla de San Francisco. Cuando los ermitaños se trasladaron al Monte Pellegrino para vivir en mayor soledad, Benito los siguió, y a la muerte de Jerónimo Lanza, fue elegido superior por sus compañeros.
En 1562 Pío IV retiró la aprobación que Julio II había dado a aquel instituto e invitó a los religiosos a entrar en una Orden que ellos mismos escogieran. Benito escogió la Orden de los Hermanos Menores, y entró en el convento de Santa María de Jesús, en Palermo, fundado por el Beato Mateo de Agrigento. Luego fue enviado al convento de Santa Ana Giuliana, donde permaneció sólo tres años. Trasladado nuevamente a Palermo, vivió allí veinticuatro años.
Se le tenía en tal aprecio que en 1578, siendo religioso no sacerdote, fue nombrado superior del convento. Por tres años guió a su comunidad con sabiduría, prudencia y gran caridad. Con ocasión del Capítulo provincial se trasladó a Agrigento, donde, por la fama de su santidad, que se había difundido rápidamente, fue acogido con calurosas manifestaciones del pueblo.
Nombrado maestro de novicios, atendió a este delicado oficio de la formación de los jóvenes con tanta santidad, que se creyó que tenía el don de escrutar los corazones. Finalmente volvió a su primitivo oficio de cocinero. Un gran número de devotos iba a él a consultarlo, entre los cuales también sacerdotes y teólogos, y finalmente el Virrey de Sicilia. Para todos tenía una palabra sabia, iluminadora, que animaba siempre al bien.
Humilde y devoto, redoblaba las penitencias, ayunando y flagelándose hasta derramar sangre. Realizó numerosas curaciones. Cuando salía del convento la gente lo rodeaba para besarle la mano, tocarle el hábito, encomendarse a sus oraciones. Dócil instrumento de la bondad divina, hacía inmenso bien a favor de las almas.

En 1589 enfermó gravemente y por revelación conoció el día y hora de su muerte. Recibió los últimos sacramentos, y el 4 de abril de 1589 expiró dulcemente a la edad de 63 años, pronunciando las palabras de Jesús moribundo: «En tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu». Su culto se difundió ampliamente y vino a ser el protector de los pueblos negros. Fue canonizado por Pío VII el 24 de mayo de 1807.
Personas que se dedican a pedir limosna en nombre del santo
Un pobre hombre le llevó unas uvas y el Santo le aceptó una pequeña ración para sus compañeros, devolviéndole las restantes «porque eran robadas».

En Venezuela la devoción por San Benito tiene su expresión mas importante en los pueblos del Municipio Sucre del Estado Zulia (Bobures, Gibraltar, Santa María, etc), también en los pueblos de la Costa Oriental del Lago (Cabimas, Lagunillas, Ciudad Ojeda, etc), pero en todo el Estado Zulia se venera al Santo Negro y en toda Venezuela debido a las migraciones de zulianos a otras tierras del país, es muy común en nuestros días conseguir un San Benito en el Oriente de Venezuela.

Parte del Gobierno de San Benito en proseción
Quienes acompañan a San Benito en su Procesión: en primer lugar los Vasallos que son los fieles que van a pagar una promesa por un favor concedido o porque van a el a solicitar un favor especial, luego el Gobierno de San Benito que esta conformado por los Capitanes (de lengua, de plaza), los Mayordomos, los portadores de estandartes y los chimbangueleros que son los encargados de hacer sonar los tambores que acompañan al santo, estos tambores son denominados quinto, requinto, respondón, también se acompañan con maracas y una flauta, de estos instrumentos y del Gobierno de San Benito ampliaremos en otro escrito, éste, es mas dedicado a exaltar la figura y la obra de San Benito. 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario