En momentos en los cuales la patria se define entre, buenos y malos, entre rojos y cualquier otro color, entre los revolucionarios y los opuestos a la revolución, en fin entre los que mandan y los que son mandados, en ese preciso momento surge la Venezuela bonita, la Venezuela llena de color y calor, la Venezuela llena de entusiasmo y de orgullo, la Venezuela que no es de un bando ni de otro, la Venezuela, patria de los venezolanos, me refiero a aquella Venezuela que de la mano del deporte va de país en país, regando el talento de nuestros jóvenes y otros que ya no son tan jóvenes pero que en su momento derrocharon un impresionante talento.
En este momento me referiré a Osvaldo “Ozzie” Guillen, con apenas 41 años nos ha dado no solo a los venezolanos, si no, a todos los latinoamericanos el orgullo de tener el primer manager latino en ganar una serie mundial, casi nada, un joven latino remolcando una gran maquinaria como la de los Medias Blancas de Chicago, orgullo también para los nativos de esa ciudad que desde 1917 no tenían la oportunidad de asistir y ganar una serie mundial.
No solo Osvaldo Guillen, también un Freddy García, lanzando un espectacular juego, para definir ese último partido, otro gran zuliano como Luís Aparicio, participo en la ceremonia inaugural, en la que se recordó a otro grande Alfonso “Chico” Carrasquel, quien falleció recientemente y no tubo la oportunidad de participar de esta gran fiesta de Venezuela y de Latinoamérica.
Curiosamente El Chico Carrasquel fue el tercer latino en participar en las grandes ligas, Aparicio es el primer venezolano miembro del Salón de la Fama y Guillen primer latino en ser campeón como manager en las grandes ligas, todos jugaron con Chicago y todos fueron primeros, además son todos venezolanos.
Por otro lado, es verdaderamente impresionante sentir a un equipo de fútbol de una nación sin tradición futbolística llegar por primera vez en su historia al último momento y quedar descalificado, pero con el sabor de entrar a la historia, como la primera selección que casi llega, verdaderamente un triunfo de él compromiso de equipo.
Por lo anteriormente narrado no podemos menos que sentirnos orgullosos de haber nacido en esta patria, tampoco podemos dejar de pensar que pareciera que la providencia nos recuerda que debemos seguir el ejemplo de humildad, constancia y superación que cada uno de los hombres que nos ha representado fuera de nuestras fronteras, vistiendo nuestros colores deportivos y que nos han brindado tantas glorias, glorias basadas en la unidad que solo el deporte consigue, a la hora de festejar el triunfo deportivo no hay colores, más que los de la bandera nacional, no hay región más que la venezolana, entonces ¿porque? los demás venezolanos, no deportistas, no seguimos el ejemplo de la unidad necesaria para vencer.
Venezuela no es de un bando ni de otro, Venezuela es la casa grande de todos los venezolanos y así debemos sentirlo todos.